jueves, 12 de septiembre de 2013

II. Sangre.

Fueron pasando los días...Y yo aún seguía preguntándome qué ocurría conmigo misma...Mi cuerpo era distinto, me sentía rara. El pelo seguía creciendo y mis ojeras también...Dormía bien pero tenía unos sueños muy extraños, sueños en los que aparecía Nacho de espaldas, un Nacho algo distinto, más alto y corpulento, se encontraba en medio de un bosque, comunicándose con alguien a su alrededor que yo era incapaz de ver. Supuse que era él porque oía su voz en los sueños, y aún recordaba sus gruesas manos.

Todo eso hacía que durante el día notase mi cuerpo agarrotado, tenso pero sin fuerzas. Quería salir de ahí, fuera lo que fuese lo que me había poseído debía ser expulsado de inmediato. Yo no creía en 'posesiones', o en las típicas de películas de terror...Pero esto era distinto, me encontraba mal, incluso mi humor había cambiado, y todo por pesadillas.

Quería olvidarme de aquellas pesadillas. No entendía por qué de repente me pasaba todo aquello a mí. Hormonas, pensé. Pero que me creciese tan rápido el pelo realmente me preocupaba...Un día decidí hablar con Nana, con quien tenía bastante confianza, ella me dijo que si me seguía ocurriendo iríamos al médico para hacerme unos análisis ya que pensaba que también podría ser un cambio en mi cuerpo repentino, aunque fuese extraño.

Ese mismo día en clase había una chica nueva, se llamaba Érika e iba vestida de negro. Su enorme flequillo tapaba sus ojos y, al verla tan sola, decidí presentarme, pero en ese mismo instante entró el profesor Stewart, de Inglés.

Después de clase, vi como Érika se alejaba hacia el baño y decidí seguirla. Cuando entró, abrí la puerta despacio porque aún no me veía muy decidida a presentarme, y en ese mismo instante vi cómo sacaba de su mochila un objeto alargado que se colocó encima de la muñeca. Decidí intervenir.

-¿Qué...? ¿Qué estás haciendo? ¿Te encuentras bien?-mi voz casi no conseguía salir...Me volvía a encontrar mal.

Ella hizo como si no estuviese allí, siguió a lo suyo y en ese mismo instante es cuando decidí pararla abalanzándome sobre ella. El objeto afilado que llevaba traspasó la piel de mi mano, y comenzó a brotar sangre de la palma...No tenía un color normal, no era como yo me la imaginaba, tenía tonalidades azules, brillantes...

Me desmayé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario